Armas, minerales, desinformación e influencia: las claves de la influencia rusa en África | Internacional

Armas, minerales, desinformación e influencia: las claves de la influencia rusa en África | Internacional

Dos días antes de que concluyera la segunda cumbre Rusia-África en San Petersburgo, el Gobierno de Níger caía derrocado por un golpe de Estado. Al igual que ocurriera en Malí y Burkina Faso, muy pronto, banderas rusas y mensajes contra la antigua potencia colonial, Francia, aparecieron en manifestaciones en Niamey. Un supuesto mensaje de alabanza de la asonada de Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo de mercenarios ruso Wagner, ha alimentado el rumor de que Rusia ha podido maniobrar para desestabilizar al último gran aliado de Occidente en el Sahel. Mientras, el jueves, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, llamó a restaurar el orden constitucional en Níger. Dos mensajes contrapuestos que recuerdan la doble vertiente de la presencia rusa en África. Una, la del Estado, que usa su peso diplomático, político y militar para ganar influencia. La segunda, la oficiosa, en la que el grupo Wagner ejerce de brazo en la sombra de Rusia para lograr objetivos económicos y geoestratégicos sin que sus criticados métodos y acusaciones de violaciones de derechos humanos, según investigaciones de la ONU y ONG, puedan ser atribuidas a Moscú.

¿Cómo son las relaciones oficiales de Rusia con África?

Rusia es el principal exportador de armas a África y mantiene estrechas relaciones económicas con países como Sudáfrica, Sudán, Egipto, Zimbabue y Malí. El interés de Moscú por estos países ha aumentado con la guerra de Ucrania y la política de aislamiento de Occidente, que le han llevado a buscar espacios alternativos de influencia. La neutralidad exhibida por la mitad de las naciones africanas en la primera votación de condena a la invasión rusa de Ucrania en Naciones Unidas muestra la solidez de dichos vínculos. Además de tener una demografía pujante, África atesora recursos naturales como el oro maliense y burkinés o el uranio de Níger. Rusia trata de aprovechar una cierta nostalgia de la Unión Soviética, que apoyó a los movimientos de liberación africanos, para desacreditar a Estados Unidos y a Occidente.

¿Cuál es el papel del grupo Wagner en esa estrategia rusa?

La empresa Wagner ―apuntó un veterano oficial de inteligencia occidental a EL PAÍS en 2021― es un brazo paramilitar con el que el Kremlin busca influencia y apoya a regímenes amigos, sin que se le pueda reprochar nada, pues oficialmente se trata de una compañía privada, que además no existe legalmente en Rusia. El modelo exportado a varios países de África es el que se aplicó en Siria: un acuerdo de protección a un gobierno aliado a cambio de su apoyo a Rusia, de influencia, de la posibilidad de explotar recursos naturales y, en ocasiones, del visto bueno para utilizar su territorio como base de campañas de desinformación contra Occidente.

¿Qué país ejemplifica esta estrategia?

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La República Centroafricana (RCA). En 2017, Rusia pidió a la ONU una excepción al embargo de armas impuesto a la RCA desde 2013. Tras obtenerlo, Moscú envió ese armamento y a quienes definió como “cinco instructores militares y 170 instructores civiles”, cuyo fin era supuestamente formar a militares y policías centroafricanos. Al mismo tiempo, dos empresas rusas se registraron en el país. La primera, Lobaye Invest, obtuvo un permiso de explotación de oro y diamantes del presidente centroafricano, Faustin-Archange Touadéra. La segunda, Sewa Security Services, se inscribió como compañía de seguridad privada: la marca local de Wagner. Los titulares de ambas eran testaferros del dueño del grupo, Yevgueni Prigozhin.

Mientras unos 2.000 mercenarios se desplegaban en el país y se empezaba a explotar esos minerales, Lobaye Invest compró artículos en medios centroafricanos, financió una radio e incluso rodó una película. El mensaje era ensalzar la presencia rusa y denigrar a los países occidentales, especialmente a Francia. El entramado de sociedades de Prigozhin dispone también de diversas “granjas de troles”, centros de difusión de noticias falsas en redes sociales, en República Centroafricana y en Sudán.

¿Quién controla a los paramilitares de Wagner?

La actuación de Wagner escapa a todo control. Sucesivos informes de la ONU han alertado de que esos soldados a sueldo han sido acusados de estar supuestamente detrás de ejecuciones sumarias, torturas, desaparición forzada y violencia sexual. En Malí, soldados locales y “personal militar extranjero”, según la ONU, asesinaron a más de 500 civiles en Moura, en el centro del país africano, en 2022. La investigación apunta a que esos “extranjeros” podían ser mercenarios de Wagner.

¿En qué otras regiones africanas ha ganado protagonismo Rusia (y Wagner)?

Después de Libia, RCA y Sudán, el grupo Wagner se instaló en el Sahel, que atraía a Rusia por sus riquezas mineras y por el fuerte sentimiento antifrancés en esa región, en parte fruto de la incapacidad de la operación militar francesa Barkhane para frenar a los yihadistas. Los militares que dieron dos golpes de Estado sucesivos en Malí, en 2020 y 2022, acudieron a Moscú en busca de apoyo militar. Mientras Rusia les enviaba aviones y helicópteros, 1.400 mercenarios de Wagner desembarcaron en el país. La operación Barkhane fue expulsada en 2022 y a finales de este año será la misión de Naciones Unidas la que haga las maletas. En Burkina Faso, el también golpista Ibrahim Touré ha estrechado los lazos con Rusia, que le proporciona abundante material bélico.

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By Adiel Quesada

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