El Gobierno de Israel dio luz verde a un proyecto para edificar más de 3.000 residencias en Cisjordania, lo cual, según los analistas, podría complicar considerablemente el establecimiento de un Estado palestino autónomo. El titular de Finanzas, Bezalel Smotrich, conocido por su postura de extrema derecha, ratificó que la iniciativa E1, localizada entre Jerusalén y el asentamiento de Maale Adumim, se llevará a cabo después de años de paralización debido a la intensa oposición mundial.
Smotrich aseguró que la construcción “enterrará la idea de un Estado palestino” y calificó la iniciativa como “sionismo al más alto nivel”, refiriéndose a la consolidación de soberanía israelí en la región. La urbanización de esta zona estratégica podría separar de facto Cisjordania de Jerusalén Oriental ocupado, dificultando la contigüidad territorial palestina y bloqueando posibles conexiones urbanas entre Ramala, Jerusalén y Belén.
Debate y resistencia global
El proyecto E1 es visto como uno de los más controvertidos en el contexto del conflicto entre Israel y Palestina. Cerca de 700,000 colonos residen hoy en alrededor de 160 asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este, de acuerdo con cifras de organizaciones israelíes que observan el crecimiento territorial. La comunidad internacional ve estos asentamientos como ilegales bajo el derecho internacional, una posición apoyada por la Corte Internacional de Justicia en una opinión consultiva emitida el año pasado, aunque Israel permanece en desacuerdo con esa interpretación.
Entidades locales y defensores del enfoque de dos Estados, tales como Paz Ahora, han censurado el proyecto. “La administración de Netanyahu utiliza cada momento para intensificar la anexión de Cisjordania y bloquear la viabilidad de una solución de dos Estados”, afirmaron. Según estas opiniones, el aumento de asentamientos “contribuye a un flujo continuo de violencia, en vez de progresar hacia la paz y la armonía”.
Motivaciones políticas y declaraciones oficiales
Smotrich sostuvo que la medida busca fortalecer la presencia de Israel en esa área y resistir las presiones externas. “Después de años de estancamiento, rompemos las normas y unimos Maale Adumim con Jerusalén”, afirmó, subrayando la importancia de la soberanía y el asentamiento como prioridad estratégica del Estado israelí.
El ministro de Finanzas anunciará formalmente la propuesta junto al presidente del Consejo de Yesha, Israel Ganz, y el alcalde de Maale Adumim, Guy Yifrach, en una conferencia de prensa programada para esta semana. Esta propuesta se desarrolla en un contexto de mayor aceptación internacional sobre la posible creación de un Estado palestino, algo que Israel ha criticado públicamente.
Impacto regional y seguridad
La región E1 ha sido vista durante años como fundamental para la continuidad territorial de Palestina. El desarrollo en esta área podría bloquear la formación de corredores urbanos que unan diversas localidades palestinas, fortaleciendo de esta manera la posición israelí en Cisjordania y Jerusalén Este. A partir del ataque de Hamás a Israel en octubre de 2023, se ha incrementado la presión sobre los palestinos en Cisjordania, argumentándose como medidas de seguridad por el gobierno israelí.
Smotrich y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, recibieron recientemente sanciones del Reino Unido debido a “incitaciones reiteradas a la violencia contra comunidades palestinas”, destacando así el aumento de tensiones en la zona. El plan E1, anteriormente congelado durante dos décadas, emerge ahora como un emblema del conflicto territorial y de las complejidades que envuelven la viabilidad de alcanzar un acuerdo de paz sostenible.
Consecuencias para la solución de dos Estados
La implementación de este proyecto amenaza con entorpecer de manera definitiva la solución de dos Estados, considerada por la mayoría de la comunidad internacional como la única vía viable para la resolución pacífica del conflicto israelí-palestino. La expansión de asentamientos en áreas estratégicas limita la capacidad de los palestinos de establecer un Estado soberano y contiguo, aumentando el riesgo de nuevas tensiones y enfrentamientos.