Las ondas expansivas del terremoto electoral provocado por la victoria de Javier Milei en las primarias de Argentina se sintieron con fuerza en el mercado cambiario. El valor oficial del peso se desplomó un 18,3% el lunes, hasta los 365 pesos por dólar, 67 pesos más que el viernes. El derrumbe se repitió en las demás cotizaciones, entre ellas en la del mercado paralelo, que convalidó un tipo de cambio cercano a los 685 pesos por unidad estadounidense. El lunes negro financiero que siguió al resultado de las elecciones primarias del domingo muestra la reacción del mercado ante el escenario de gran incertidumbre que se presenta hasta diciembre. Faltan dos meses y medio para las elecciones generales de octubre y cuatro para el traspaso de poder.
El Banco Central de la República Argentina impuso también una subida récord de tipos de interés de 20 puntos, hasta el 118%. La medida buscaba anclar las expectativas cambiarias y minimizar el impacto de la devaluación en los precios. No lo consiguió. A lo largo de todo el día muchos proveedores cancelaron las ventas hasta nuevo aviso por falta de precios. En comercios minoristas del microcentro de Buenos Aires pensaban aplicar una subida generalizada de entre el 10% y el 20% en su mercadería, pero estaban a la espera de los proveedores.
Los economistas consideran casi inevitables las medidas aprobadas por la autoridad monetaria debido a la falta de reservas con las que respaldar el peso, pero advierten sobre el cimbronazo que provocará en los bolsillos de una población ya muy castigada. “Va a significar más inflación, una recesión más fuerte de lo que se esperaba y una caída fuerte del salario real”, resume Elisabet Bacigalupo, responsable del equipo macroeconómico de la consultora Abeceb.
El ministro de Economía y candidato del peronismo a la presidencia, Sergio Massa, está obligado a ejercer de equilibrista en medio de una tormenta económica. “El Gobierno tiene que evitar una crisis macroeconómica porque si no no tiene ninguna oportunidad en octubre, pero a su vez tampoco puede profundizar demasiado el deterioro de la economía con medidas de ajuste, porque le va a costar mantener los votos”, advierte Bacigalupo. El peronismo sufrió una derrota histórica, con su peor resultado electoral en unas primarias desde que se implementaron, en 2011. Aun así, quedó a tres puntos de Milei y a un punto de la coalición de centroderecha Juntos por el Cambio, por lo que se mantiene competitivo de cara a las presidenciales.
Las decisiones anunciadas este lunes ayudan a Massa a contener la crisis, pero lo alejan de las posibilidades de un triunfo en las urnas. Es una estrategia arriesgada que de entrada ha sido mal recibida en la calle. “No saben qué hacer, están desesperados. Los voté, pero me arrepiento. Quiero que se vayan ya”, comentaba el cliente de una farmacia con la dependienta este mediodía. “Voté a Milei porque todos los demás fracasaron”, responde. El candidato del ultraderechista La Libertad Avanza ha prometido quemar el banco central, al que acusa de ser el responsable de las sucesivas crisis fiscales del país, y poner freno a décadas de inflación elevada. Dice también que dolarizará la economía, una propuesta vista con buenos ojos entre un electorado cansado de no poder comprar dólares por las restricciones cambiarias y de ver cómo el peso pierde valor a toda velocidad.
La reacción del mercado ha sido dura, pero no tanto como cuatro años atrás, cuando las encuestas tampoco predijeron la abrumadora victoria del peronismo frente a Mauricio Macri en las elecciones primarias. Al lunes siguiente, el peso se desplomó un 25% y los bancos prorrogaron su horario habitual para permitir el retiro de depósitos a aquellos clientes que quisieran hacerlo.
El billete de máxima denominación que circula en Argentina, de 2.000 pesos, equivale a cinco dólares y medio según la cotización oficial. En las calles del centro de la capital argentina, donde proliferan cambistas conocidos popularmente como arbolitos, ni siquiera se podían comprar tres dólares. Con la moneda por los suelos, Argentina está barata para los extranjeros, pero cada día más cara para la población local. La inflación es del 115,6% y se espera que cierre el año alrededor del 150%, récord de las últimas tres décadas. Los salarios han quedado atrás, en especial los de los trabajadores más precarizados, que ni siquiera con varios empleos llegan a fin de mes.
Fuentes bursátiles consultadas por EL PAÍS se mostraron convencidas de que la devaluación oficial de este lunes había sido pactada de antemano con el Fondo Monetario Internacional como parte del acuerdo cerrado a finales de julio. Después de semanas de negociaciones, el organismo acordó un desembolso de al menos 7.500 millones de dólares para Argentina entre octubre y noviembre. Gran parte de esos fondos ya están comprometidos con acreedores que prestaron dinero al Gobierno argentino para que pudiese hacer frente a sus últimos compromisos de deuda con el organismo, del que recibió un crédito de 44.000 millones de dólares en 2018 que ha sido incapaz de devolver en los plazos pactados.
“Lo que se hizo hoy fue un paquete ortodoxo de ajuste que es lo que termina pasando cuando te quedás sin dólares”, señalan estas fuentes, que ven difícil que el Gobierno pueda sostener el tipo de cambio fijo de aquí a octubre. El mercado reaccionó con caídas en los bonos soberanos de hasta el 10%, aunque después recuperaron parcialmente su valor.
El Fondo Monetario Internacional informó de que el directorio se reunirá el próximo día 23 para tratar el acuerdo técnico alcanzado con el Gobierno argentino en julio. “Valoramos las acciones de políticas recientes de las autoridades y el compromiso de salvaguardar la estabilidad, reconstruir las reservas y fortalecer el orden fiscal”, señaló el organismo internacional en un comunicado. El Fondo no confirmó de manera oficial un posible aumento del desembolso de 7.500 millones de dólares pactado inicialmente.
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